Se empezó a convulsionar a las 3 am no se podía ni levantar, estaba dentro de la casa, al lado de mi cama. Entró sin juguetear como siempre lo hacía. Hacer faramalla… entro rápido al grado que terminé impactado e incrédulo le dije asu gordita… y ese milagro. (Creo suponía el término de su existencia).
Los espasmos eran horribles, orinó y defecó dentro de la casa, me quería voltear a ver. Como pidiendo auxilio, pero las convulsiones impedían que virara la cabeza. Le toqué al vecino, el médico de al lado para que me brindara auxilio. Lo único que hizo fue ayudarme a cargarla, no pudo hacer más.
Siguió echando espuma por la boca. El médico no tenía nada para el envenenamiento y no sabía qué hacer (hazme el favor). Llamé a una amiga veterinaria, terminó apagando el celular. Corrí a encender la computadora… cuando estaba en línea entre a twitter pedí auxilio nadie respondio, después a la sección amarilla, hice una lista de veterinarios, pero nadie respondió mi llamado.
El doctor dijo que con atropina (medicamento controlado) podríamos revertir ese efecto (según google). Se había logrado incorporar con cara de no te preocupes, estoy bien. Se iba de lado, se tumbó como costal de papas.
Fui corriendo a la farmacia, la analfabeta que me atendió jamás había escuchado del medicamento y no lo tenía a la mano, demoré 10 minutos allí. Terminé corriendo cerca de 1.5km para llegar a una zona donde hay 2 farmacias. Corrí tan rápido, que sentí que me quemaba. Que mi esqueleto iba a dejar mis músculos y no le presté caso al ardor en el estómago. Llegué a las farmacias, ninguno sabía del medicamento. Me había resignado, tomé un taxi, le comenté al chofer porque me vio mal. Me llevo a otra farmacia, donde una vaca me negó el medicamento, alegando que salubridad le iba a cerrar la farmacia, como si fuera su puto negocio.
Subí al taxi, el taxista dijo que su hermano estaba en 1 sociedad protectora de animales y vivía cerca, que podría auxiliarme. Llegamos, toqué, nada… seguí tocando, ladraban muchos perros, nada aún. Después de 3 min oí un –Chingada madre– salía una mujer– oye porque me haces esto, tengo que trabajar como buey, me paro desde temprano… –es que necesito que me ayude, mi perrita esta envenenada se me está muriendo. – Eso no me interesa y no puedo hacer nada por ti –El taxista le dijo– Oye no tendrás algo con que ayudar al muchacho– Es que no soy un hospital. Y ningún veterinario vendrá por la inseguridad.
Me llevo a la casa, sentía la bilis, al grado que tenía ganas de volver el estómago. Entré a la casa, el galeno no se le separo… –Ya cesaron las convulsiones, a lo mejor si la libra.
El casero estaba despierto y me dijo que hablara a la cruz roja a ver si me daban receta para la medicina. Marqué dijeron que si el médico de guardia quería si me la daba.
El taxi esperaba afuera. Me subí y fui a la cruz roja. El de guardia primero accedió. Luego me vio y dijo que no, que se iba a meter en 1 problema. Que no quería eso. Que era un animal y por sus síntomas estaba en las últimas que no valía la pena arriesgarse por un animal.
Me di la vuelta, no lo quise ver, hubiera escupido en su cara. Subí al taxi, me vio llorando y le dije lloro por que la pinche gente es mierda y culera. Me regresas a mi casa de favor.
Pagué al único desconocido que fue buena persona esa noche. Y me despedí de mi hija, eran cerca de las 4.35 am. Llegué al último suspiro. Sentí su calor y empecé a llorar, acaricié su pelaje. Trate de cerrarle los ojos, pero estaba tan tensa. Nunca pude. En menos de 5min estaba fría y dura.
La seguí acariciando, el doctor estaba en su casa ya. Fui le agradecí y le dije que gracias por estar al pendiente.
Vi al casero con 1 lona, me dijo lo siento la tienes que tirar. La seguí acariciando, le di una nalgada de cariño y le pedí disculpas. Por no saber qué hacer, por qué no ser lo suficientemente rápido para auxiliarla y ahora para darle un entierro digno. La envolvimos en una puta lona del PRI y el casero me llevo en su auto a tirarla en un depósito de basura.
De regreso me venía diciendo qué se tiene que hacer cuando una mascota se te envenena. Volteé a verlo le dije –Ya para qué me sirve eso– baje del auto y agarre una cubeta y me metí a limpiar el patio. Lave mis manos que supongo tenían veneno, por la espuma que tocaron cuando acariciaron a la gorda.
Sigo enojado sigo diciendo gente dejada, ignorante, culera y mierda. Desde que pones veneno para ratas sin decirme sabiendo que tengo un animalito ahí y lo puede ingerir, con desfachatez y no avisar. O por no saber un medicamento cuando es de vital importancia, ser tan mierda porque importa más tu trabajo, reputación o las putas reglas.
Hasta en la muerte, hay formas de morir, entiendo la muerte desde los 8 años, no me pesa ver a la muerte, no tengo miedo a morir. Pero uno debe morir con dignidad, es lo único que nos llevamos la dignidad al morir. Y eso no le pude dar a mi niña. Eso me molesta, me corroe, me encabrona. Así que al demonio los filósofos y sus analogías, no me duele su muerte, me duele la forma en que murió. Que por más que me moví, no pude hacer nada, fue en vano. Nadie prestó ayuda, ni auxilio. ¿Cómo puedes decir que tienes alma, humanidad o que eres un amigo de los animales? Cuando eres negro y podrido por dentro.
En síntesis: a los veracruzanos una vida les ¡vale madre!